)... Y me parece un proyecto precioso. De esas cosas que de tan simples convencen. Creo que muchas de las fotos que están en el blog no son casuales, han sido buscadas y preparadas... lo cual extrañamente no les resta ni un ápice de interés.
Y decido que tengo que probar... pero la casa de mi infancia ya no es mi casa... Tengo que elegir el lugar, la foto ideal... yen esto ando.
Foto: Laina (Dear Photograph)
La premisa es simple pese a la apariencia de charada:“Hacer una foto de una foto del pasado en el presente”.
Por ejemplo esos dos niños que escapan acera adelante en una instantánea tomada hace algunos años, a su vez sostenida por una mano (en este caso, la de uno de los críos, que ya se ha convertido en una persona adulta) yrefotografiada ahora en el mismo escenario de la foto original.
La autora de la
foto-presente sosteniendo la foto-pasado escribe unas líneas:
“Querida fotografía, añoro aquellos días en que corríamos libres y vivíamos el momento”.
Es decir: la foto, el tiempo, la emoción congelada, la duración infinita del recuerdo, sus meandros y humores…
La idea está a punto de convertir en millonario a
Taylor Jones, un canadiense de
Kitchener (Ontario), de 22 años. Hasta hace unas semanas trabajaba en el departamento de redes sociales de
RIM, la empresa que fabrica los dispositivos Blackberry. Ha dejado el puesto y
anda por Hollywood negociando la venta de derechos para cine y televisión de su idea: “Hacer una foto de una foto del pasado en el presente”.
También ha firmado un contrato para publicar un libro con
HarperCollins, una de las editoriales más poderosas de los EE UU. Le han dado un adelanto con una cantidad de seis cifras.
Foto: @landonjonez (Dear Photograph)
Todo empezó en mayo de 2011, hace sólo nueve meses, en un atardecer de fin de semana en el mismo salón que aparece en la imágen de la izquierda. La madre de Jones sacó un álbum de fotos para ejercer la nostalgia de los viejos tiempos que tanto gusta a las madres. En una de ellas, el hijo pequeño de la familia posaba, todo sonrisa, ante el pastel con Winnie-the-Pooh de su tercer cumpleaños.
Jones tuvo la sensación de que algo regresaba del pasado hacia el presente o quizá de que algo del presente volvía al pasado o quizá de ambas cosas a la vez. Sacó la cámara, sostuvo la foto de su hermano, la encuadró para que encajase en el
marco e hizo
una foto.
Lo siguiente fue hacer un
tumblr. Lo llamó
Dear Photograph(Querida fotografía) e invitó a los visitantes a enviar imágenes bajo la única condición ya citada:
reencuadrar en el presente una foto del pasado.
Foto: Paisley (Dear Photograph)
“Querida fotografía, ¿por qué no puedo sentir el color que Halloween me hacía sentir? Es duro ver la magia con gafas de adulto”. Al blog siguen llegando fotos y mensajes tan confesionales
como éste.
El
archivo no es demasiado profuso (no llega a 250 entradas) porque Jones -que ha rechazado ofertas de insertar publicidad para preservar el carácter de
reflexiva emoción del
site- selecciona las fotos con rigor y mimo.
El feedback funciona. La imágen de Paisley sobre la añoranza del color perdido tiene mientras escribo esta entrada más de 2.500 likes o reblogs.
El caso de
Dear Photograph pone sobre el tapete una cuestión que va más allá de la llamativa instantánea gloria y riqueza en esa especie de lotería universal que es Internet. El fenómeno nos pregunta: ¿
dónde hemos dejado la carga emocional de las fotos, el
background sensible que las hace algo más que una impresión óptica o digital?, ¿hemos banalizado hasta tal extremo el acto de hacer una foto -clic, ya- que la única entraña que mantenemos es la puramente tangible?…
Foto: Laura (Dear Photograph)
“Querida fotografía, mi abuelo ya no me reconoce nunca, pero todavía sonríe cuando le enseño esta foto. En mi interior confío en que todavía recuerde cuanto me gustaba estar con él”.
Las fotos de otras fotos del pasado realizadas en el presente están diciendo algo que tiene que ver, como en el caso de
ésta de la niña acunada en la hamaca por el abuelo que hoy padece Alzheimer, con
el peso de la turbación, el miedo, la pérdida o el desvelo…
El cruce del pasado y el presente, intervenidos por la mano de quien habla, asomada a la geografía inmaterial de un espacio inventado, desordenado, provoca que la intensidad ascienda, que la foto vuelva a ser un latido y no una imagen bidimensional.
Foto: Gilbert Bohannon Jr (Dear Photograph)
“Ella estaba en los últimos cursos cuando yo era un novato. Me buscó desde entonces. Ahora es la maestra de mis dos hijos en el colegio en que estudiamos ambos… Hace 28 años”.
La idea de
reventar la línea de tiempo, como en
la foto de la izquierda, con una narración que subvierta las perspectivas y multiplique los focos de atención, es brillante aunque no nueva del todo. Desde un punto de vista formal tiene bastante que ver con el trabajo de la fotógrafa argentina
Irina Werming, que se dedica a repetir fotos antiguas años después en la serie
Back to The Future(
Regreso al futuro), e incluso con la web
Sleeveface (
Cara-portada), que invita a jugar con la superposición de cubiertas de libros o discos sobre el propio rostro.
Foto: Billy (Dear Photograph)
Fotos candorosas asomadas de las cajas donde las guardamos -quizá para no verlas-, a las que jamás se les podría achacar culpabilidad alguna, instantáneas sometidas al extravío o la amnesia…
Una vez cruzadas con el presente, se transforman en algo distinto.
“Querida fotografía, han pasado cincuenta años desde que usaba ese traje de nieve y mucho ha cambiado. Y a la vez parece que muy poco haya cambiado… Sólo la manera en que todo debería ser”, dice
Billy.
Quizá ahí resida el éxito de
Dear Photograph: nada ha sido, nada será, nada es (por usar una encrucijada verbal) como imaginamos, quisimos o deseamos que fuese.
Ánxel Grove